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1 de diciembre de 2020

Familia del jardín

Por el Jardín Botánico de Santa Bárbara

Cuatro generaciones de la familia Margolis han paseado, jugado, aprendido, explorado y celebrado aquí en el Jardín. Paul y Phyllis son socios desde hace más de 40 años, y dicen que el Jardín forma parte de lo que son y de lo que aman de Santa Bárbara. Ambos son profesores y siempre han disfrutado aprendiendo a través de un sentido natural de la curiosidad y la investigación. Aprecian que el Jardín sea un lugar para aprender sobre la historia natural de Santa Bárbara y para observar cómo funciona el mundo.

Phyllis y Paul Margolis

Para la familia Margolis, el resto del mundo desaparece en el Jardín y pueden experimentar las vistas, los olores y los sonidos de la naturaleza dejando de hacer todo lo demás para disfrutar del lugar en el que se encuentran. Phyllis describe los paseos por el prado y por las secoyas como "trascendentales". Nos anima a ser conscientes de las experiencias que pueden perderse o disminuirse cuando dejamos que cosas como los teléfonos nos distraigan, y en su lugar permitir que nuestros sentidos se abran en los espacios naturales. En el jardín, tiene la sensación de estar en un lugar especial que le trae recuerdos de la infancia y de haber visto crecer a sus hijos y nietos.

Desde que se mudaron a la zona de Mission Creek en 1972, Paul ha eliminado todas las plantas no autóctonas de su jardín. A lo largo de los años han traído plantas de nuestro vivero para crear su propio mini jardín botánico, poniendo en práctica las lecciones aprendidas de las plantas autóctonas y los hábitats que se muestran en los terrenos del Jardín. Phyllis dice que su jardín se parece mucho al del Jardín.

Para su 25º aniversario de boda, Phyllis compró un banco en el Jardín como regalo sorpresa para Paul. Recuerda que ese día le llevó con su hijo y su hija a dar un paseo por el cañón y, cuando se acercaron al banco, él se dio cuenta de que era nuevo. Phyllis le pidió que comprobara la inscripción de la placa del banco y dice que "se perdió" cuando leyó su propio nombre. Allí mismo sacaron una botella de champán, haciéndose fotos y celebrando en ese lugar que acababa de hacerse aún más especial para ellos. Para otro aniversario, Paul actualizó la placa para incluir el nombre de Phyllis.

Después de que el incendio de Jesusita pasara por el Jardín en 2009, les preocupaba que el banco se hubiera perdido en los daños. Phyllis admite que se coló en el Jardín mientras estaba cerrado para comprobar que seguía allí. Estaba, y sigue estando, inscrito con sus nombres y la frase de sus invitaciones de boda, "Amar es estar entero". Phyllis dice que como el banco sobrevivió al incendio, tuvieron que seguir casados. Este año celebran 50 años de matrimonio, disfrutando de tranquilos paseos por el Jardín para alejarse de todo y apreciando la tranquilidad de su lugar favorito.

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